CUÍDALA MUCHO
Cuídala ahora que la tienes, Mario, que mañana puede ya no estar.
Cuídala porquesé qué se siente no tenerla. Porque, aunque no tienen la mejor vida, se tienen uno al otro, y ya verás que, si no la cuidas, la extrañarás mañana. Recuerda cómo te preparaba la comida, cómo era ella recibiéndote con un abrazo. Ahora no puede, pero recuerda el tiempo que lo hizo. Mario, tienes que cuidarla. Hace tiempo que se te fue olvidando. Mira, ráscale la espalda cuando se sienta mal, llévale mariachi el día de su santo, sácale esa risa que hace mucho no retumba y llénala de flores ahora que respira. Haz de ella tu hogar y tus años. Porque cada día se va sintiendo peor, así que cuídala y dile que la amas ahora que escucha, ahora que siente.
Sé que al paso del tiempo es menos como la recuerdas, sé que perdió parte de su belleza de la cual te enamoraste, la simpatía y la compañía que anhelabas, pero se le fue contigo. Aunque te diré un secreto; mírala bien, es aún más bella de lo que fue, ahora es completamente real. La amas, no te confundas porque ahora estás cansado. La vida no será lo mismo si no la cuidas, aprovéchala, Mario, aún tiene mucho que darte.
Mi mujer ya se fue, Mario, fue hace menos de un mes, pero te cuento que ya me la imagino llena de luz, sabiendo que ahora tiene paz y descansa. La voy extrañando poco a poco, procurando mantenerme. Y tengo que confesarte que ahora la quisiera pidiendo mi ayuda. Incluso sus regaños injustos, porque al menos así escuchaba su voz. Tengo miedo de olvidarla, así que la voy llorando todos los días y la echo de
menos cada vez más cuando llego a mi casa vacía. Mario, la quiero de vuelta a mi lado, pero se me esfuma el entusiasmo al saber que no me la voy a encontrar hasta en un rato y no sé cuándo. Aún recuerdo su mano suplicando la mía sobre ella y sus ojitos llorosos al verme feliz.
Me la imagino sentada a mi derecha cada comida y mi preocupación de no alcanzar charales para llevarle. Fue la mujer más bella que conoceré, la mejor compañía y la mejor madre. Desearía darle todo lo que me faltó, pero aún así estoy satisfecho de lo que le ofrecí. Y te digo todo esto, para que no te pase lo mismo. Date cuenta ahora que la tienes.
Mario, te lo encargo, hazme caso y léeme; que de día no la extraño, pero de noche…